Eladio comenzó a trabajar para la Universidad de Murcia en el año 2001 y tras más de dos décadas de servicio, en octubre de 2023 se jubiló.
En sus inicios estuvo en el “quirófano”, servicio donde se reparaba material informático. Más tarde fue personal responsable de la instalación y mantenimiento de los TPS’s, y después operador de zona, danto asistencia técnica informática a los usuarios de la zona Norte del Campus de Espinardo (Edificio Ática, CSU, Edificio Pleiades , Facultades de Psicología, Óptica, Informática y Bellas Artes).
Sicilia, 1920, una joven recibe una misiva donde se le indica que debe escribir unas palabras en homenaje a un compañero. Sorprendida de ser ella una de las elegidas, ya que apenas pasó tiempo con él, habla con un amigo sobre este hecho. Éste le dice, que quizá el motivo sea el poco tiempo que pasó con él, ya que así no tiene nada malo que decir. Una vez echadas las risas me voy a poner más seria (siendo yo no creo conseguirlo, pero vamos allá).
Un día mantuvimos una conversación sobre nuestras madres, sobre como la tuya te llamaba Eladito delante de los alumnos que iban a buscarte a casa, gritando, como solo una madre sabe hacer, incluso siendo ya un tiarrón. También recuerdo que me dijiste “lo que daría yo por poder abrazar a la mía”, supongo que estarías recordando aquel día, en el que bailaste “Cuando salí de Cuba”.
Te dedico el poema de Julián del Casal “A mi madre”.
No puedo extenderme más, así que solo decirte, que muchas gracias por los momentos que me hiciste pasar y por esas risas que provocaron lágrimas y dolor de barriga.
Noelia Montoya Hernández
Hablar de Eladio es hablar de la historia viva de los servicios informáticos de la UMU. Él ha vivido todo el periplo de su evolución desde que fuera el CPD hasta convertirse en ÁTICA. Es y ha sido una fuente de inspiración dentro y fuera del trabajo. Para muchos, como yo, muchísimo más que un compañero, un maestro, un padre, un hermano y un motivo de alegría, pues siempre tiene una sonrisa amable y sincera para todos. Siempre predispuesto para el trabajo y para echar una mano donde fuera necesario.
Yo, de alguna forma, empecé con él mi andadura en esto y lo voy a echar más de menos de lo que me gustaría admitir, pero sé que siempre va a estar ahí para todos…como siempre. Los que hemos tenido la oportunidad de compartir trabajo y fiestas con él podemos sentirnos afortunados tanto por su mojito inigualable como por su ritmo y alegría contagiosas.
José María Gil Medina
Conocí a Eladio en la Merced, por el año 2001, cuando me apunté al proyecto de junior empresa de Infomun. Él fue el encargado de instruirme en todo lo relacionado con el mantenimiento de equipos informáticos, con él aprendí a desmontar y montar correctamente un pc y a ensamblar un pc con las piezas de otros equipos.
En ese momento él era el responsable del proyecto Quirófano, lo que evoluciono a lo que hoy conocemos como Reciclatica. Por lo que todos teníamos a nuestra disposición una cantidad enorme de cacharros con los que podíamos hacer todo tipo de pruebas. Eladio no solo nos animaba a hacerlas, si no que era el primero que nos echaba una mano o nos daba ideas de que hacer.
La verdad es que lo pasábamos genial al mismo tiempo que aprendíamos un montón de cosas. Cuando en 2003 dejé el proyecto al recibir una beca erasmus no era consciente de lo que estas prácticas me cambiarían la vida, ya que al volver de Suecia comencé a trabajar en la Universidad gracias a todo lo que aprendí trabajando con Eladio.
Las vueltas que da la vida, unos años más tarde me convertí en su jefe, y aunque discutíamos un montón de veces siempre fue desde el máximo respeto y admiración.
Creo que igual que yo hay un montón de alumnos de esta universidad que han aprendido a “tocar” un PC gracias a su saber hacer y siempre en un ambiente insuperable.
Mucha suerte en esta nueva etapa.
Rubén Serna
Eladio ha sido para mí un excelente compañero de trabajo, que se ha jubilado recientemente después de años de dedicación y empeño en el campo de la informática.
Desde que llegó a la Universidad, supimos que estábamos en presencia de un verdadero experto en cacharrería. Sus habilidades técnicas eran asombrosas y siempre estaba dispuesto a compartir sus conocimientos y brindar ayuda a quienes lo necesitaran. A pesar de ser extranjero y tener que adaptarse a un nuevo país y cultura, Eladio nunca dejó que eso lo desalentara y siempre hizo todo lo posible por destacarse en su campo.
Su pasión por la informática comenzó en Cuba, donde estudió Física. Sin embargo, decidió mudarse a nuestro país en busca de nuevas oportunidades y así fue como llegó a nuestra Universidad. Desde el principio, nos conquistó con su energía, su sentido del humor y su tremenda ética de trabajo.
A través de él, hemos aprendido mucho sobre la rica historia y tradiciones de Cuba. Sus historias y anécdotas siempre son fascinantes y nos permiten apreciar la diversidad cultural que existe en nuestro mundo.
Además de sus habilidades técnicas, Eladio tiene una personalidad alegre y carismática que lo hace un compañero de trabajo excepcional. Su espíritu amigable y empático me ha llevado a forjar una amistad que trasciende el ámbito profesional.
Trabajar junto a Eladio ha sido un privilegio y una experiencia enriquecedora. Le agradezco por su amistad, su apoyo incondicional y por ser un ejemplo de profesionalidad. Es una persona excepcional en todos los sentidos y estoy segura de que seguirá cosechando éxitos en su vida personal.
Ahora que Eladio se ha jubilado, me doy cuenta de cuánto lo extraño. Su partida deja un vacío en el edificio de Ática, que será difícil de llenar. Pero también me alegro por él, porque me consta que se ha ganado un descanso bien merecido y un nuevo capítulo en su vida.
¡Te deseo lo mejor en esta nueva etapa de tu vida, Eladio!
Rosa Elena Díaz
Hace más de 20 años que nos conocimos y no ha sido hasta los últimos 4, en los que, por suerte para mí, esa relación ha ido fraguando hacia una amistad.
Desde el primer día que entré al despacho de Soporte y al vernos nos dimos «ese» abrazo, que dejamos a todo el mundo presente con la boca abierta (ya que nadie sabía que nos conocíamos), mi vida no hizo otra cosa que mejorar.
Esa sesión matutina y diaria de psicoterapia con nuestros compañeros del pasillo corto a la hora del café, seguido del aprendizaje constante (ya sé la diferencia entre lo exacto y lo justo), no han hecho otra cosa que hacerme crecer en todos los aspectos.
¡¡¡¡¡GRACIAS!!!!!
Y como dijo un «filósofo» cubano: «Te quiero y me quedo corto, pero si me corto, para que te quiero».”
Manuel Gomis
Síguenos